Advertencia de la iglesia: Si el Estado se corre, entra el narcotráfico
Reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo del consumo de drogas, al que considera «una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de pobreza extrema»

La Iglesia reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo de la droga (Imagen: PFA)
En el contexto Jornada Mundial contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de drogas, fijada por la ONU para el 26 de junio, la Iglesia en la Argentina reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo del narcotráfico y el consumo de drogas, a los que considera «una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de pobreza extrema», señaló un cable de la agencia AICA.
El mensaje para la fecha se titula «Si el Estado se corre, entra el narcotráfico» y está firmado por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que integran monseñor Marcelo Colombo, presidente; el cardinal Ángel Rossi SJ, vicepresidente primero; monseñor Daniel Fernández, vicepresidente segundo; y monseñor Raúl Pizarro, secretario general.
«Vemos con preocupación y dolor que la retirada del Estado de esos ámbitos abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de ‘Estado paralelo’, donde los narcos ofrecen a los jóvenes una vida corta pero aparentemente mejor, y esto a cambio de su dignidad, su libertad y, muchas veces, su vida», alerta.
«La prevención y la educación son pilares irremplazables en esta lucha, concretados en espacios de contención, escucha y formación. Por eso es urgente y necesario que las autoridades nacionales, provinciales y municipales, reconozcan y sostengan el trabajo que ya se realiza en el territorio, aportando los recursos necesarios para potenciarlo y ampliarlo», pide.
Texto del mensaje
En la Jornada Mundial de la ONU contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de drogas, la Iglesia en la Argentina reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo del narcotráfico y el consumo de drogas, una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de extrema pobreza.
Dios nos ha regalado la vida como un don, con una dignidad que nada ni nadie tiene que arrebatar. La droga mata por dentro, apaga la esperanza y corta proyectos de tantos chicos y chicas que quedan atrapados en el circuito del consumo. Esta realidad nos duele y nos interpela: ¡No podemos naturalizarla!
En los barrios más vulnerables la Iglesia está presente. Desde hace años, comunidades eclesiales de todo el país (parroquias, capillas, Hogares de Cristo, Centros Barriales, Cáritas, Fazendas de la Esperanza y otras obras donde se comparte el trabajo con organizaciones de la sociedad civil), acompañan de manera silenciosa, cercana y constante a quienes han caído en la adicción y buscan una salida. Con un compromiso nacido de su fe en Jesucristo, lo hacen con la certeza de que nadie está perdido para siempre.
Pero vemos con preocupación y dolor que la retirada del Estado de esos ámbitos abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de «Estado paralelo», donde los narcos ofrecen a los jóvenes una vida corta pero aparentemente mejor, y esto a cambio de su dignidad, su libertad y, muchas veces, su vida (VW)
FUENTE: Agencia AICA